lunes, 3 de febrero de 2014

LA MIRADA

Un relato de 178 palabras

Siempre estás ahí. En silencio. Buscando en el ordenador. Hablando por el Messenger. Escribiendo. Jugando al Monkey Island en tus descansos. O haciendo el solitario del Windows.

Me gusta tenerte cerca cuando dibujas y me dejas extender la mirada sobre tu Story Board. Cuando te remueves o te desperezas en la silla en busca de la inspiración. O te mesas los cabellos. Estoy acostumbrado a ti. Cuando te vas a clase, o con tus amigos, y me dejas solo, siempre te echo de menos. Y espero tu regreso en silencio, hasta las tantas de la madrugada para volver a estar a tu lado. A veces durante toda la noche.

También tengo celos del teléfono. De todas esas llamadas que haces con la puerta cerrada. En las que unas veces te meces con ironía y otras desnudas tu alma…

A veces, cuando estás nervioso o preocupado, casi abstraído, casi ausente, pasas tu mano sobre mi cuerpo y me acaricias suavemente… Pero la realidad es que me ignoras, que no soy nada importante para ti. Que sólo soy tu flexo.

Narciuß
08.03.2007
Relatos por palabras

lunes, 25 de noviembre de 2013

NIGH CLUB

Un relato de 265 palabras
                                                   
Las sombras se alargan en la carretera. Yertas. Impasibles frente al parabrisas. En cualquier idioma. En cualquier cultura. Violines sin cuerdas vestidos de agua. Cuerpos escapados de cualquier derrota. Esquinas azules en luces de invierno. Lentas gabardinas heladas de amor. Turbias esperanzas de la luna llena…

Se acaban las farolas. Al final de la alameda, tras un recodo, el letrero iluminado con letras rosas: La Gaviota. Un chiringuito escondido de cualquier mirada. Refugio caliente en noches de alcohol. Sudor de canela, de cerveza y ron…

Es un espacio lleno. Caliente. Ruidoso. De luces giratorias. Apretujado. Lleno de humo. Con dificultad llegamos a la barra. Mis amigos beben con dos peruanas. No sé por qué he venido con ellos. Me liaron a la salida de la obra… Pido una ginger ale y voy al servicio…

En la penumbra, tropiezo con el sudor lustroso de una piel morena que me envuelve en su brisa salina. Intento pasar pero los cuerpos me atrapan. Me estrujan. Y me rindo sin más. Soy una persona fácil. Aquel olor intenso, espeso… Aquellas axilas… Sobre las estrías de las manos rotas de aquel dios marinero, pierdo el control. Y me sumerjo en la noche de sus ojos tiernos, temblando en el verso de su carne dura.

 ‘¿Dónde te habías metido, Elena?’, me dicen mis colegas, que han salido a la calle cansados de esperarme, de buscarme, de preguntar por mí…

 ‘Salí a echarme un cigarro. No aguantaba el ambiente…’, les contesto lacónica desde mi más allá. Desde la plenitud de mis pensamientos de agua. Desde la libertad de mis ingles desnudas… Satisfechas.

Narciuß
27.10.1995 / 13.03.2007
Relatos por palabras